CÓMO
PUEDE SER SANADO
Dios tiene muchas maneras de
sanarnos basándose en la obra redentora de Cristo. Es algo por lo que Jesús ya
pagó, algo por lo que sufrió. Su deseo de que usted sea sanado y camine en
sanidad divina es la razón por la que Él pasó por tanto dolor y sufrimiento.
Estaba tomando sobre sí mismo el dolor y el sufrimiento de la humanidad. Por lo
tanto, Él estaba haciendo
que la sanidad estuviera
disponible para usted a través de muchas avenidas. Las cuales son:
1. Sanidad por medio de la imposición de manos
(Lucas 4:40).
No les dijo que no era la voluntad de Dios que fueran sanados.
Todos los que vinieron a Jesús fueron sanados. Sin excepción.
2. Sanidad a través de la liberación (Mateo 8:16).
Los demonios pueden ser la razón por la que la gente está
enferma. Posiblemente tenga un espíritu de enfermedad. También consulte Lucas 8:2.
3. Sanidad gracias a romper maldiciones (Gálatas
3:13).
Hay personas aquejadas con
demonios generacionales de enfermedad como diabetes, hipertensión, ciertas
condiciones cardiacas y más. Si hay una maldición generacional que está
activando la enfermedad en su cuerpo, sepa que gracias a que Jesús fue hecho
maldición por nosotros, usted le puede decir al diablo que no puede poner esta
enfermedad en su cuerpo. Dígale:
“No me importa si mi mamá, mi
abuela o mi bisabuela tuvieron esta enfermedad, la maldición se termina aquí.
La rompo en el nombre de Jesús”. ¡Comience a levantarse y utilice su autoridad!
Diga: “No soy maldito. Estoy bendecido. Mi cuerpo es bendecido con sanidad, en
el nombre de Jesús”.
4. Sanidad por medio de ungir con aceite (Marcos
6:13).
Ungir con aceite representa al
Espíritu de Dios y la unción. La unción es lo que echa fuera la enfermedad y la
dolencia de nuestro cuerpo. La unción rompe yugos de cautividad (Isaías 10:27)
y la enfermedad es una forma de cautiverio.
5. Sanidad a través de la fe (Marcos 11:23).
Para algunas personas, la
enfermedad es una montaña. Siempre está en su camino. Parece que es algo que no
pueden vencer. Pero Marcos 11:23 dice que cuando uno tiene fe y no duda, puede
hablarle a la montaña y se va a mover. Así que háblele a esa montaña de
enfermedad; ¡no la escale!
Usted tiene que hablarle a las
montañas: “¡Lupus, eres removido y echado al mar!”, “¡Cáncer, eres removido y
echado al mar!”, pero no dude en su corazón. Por eso es que tiene que tener
cuidado de guardar su corazón.
No pase el tiempo con personas
que dudan. Mantenga su corazón libre de duda e incredulidad. Va a venir un
tiempo en el que usted va a tener que hablarle a ciertas cosas. Cada vez que
una montaña se interponga en su camino, en lugar de que usted se dé la vuelta y
salga corriendo, necesita enfrentarla y decir: “¡Quítate!”. Crezca en fe. Abra
su boca y háblele a la enfermedad. Diga: “Le ordeno a esta enfermedad que deje
mi cuerpo en el nombre de Jesús”. Marcos 11:23 dice: “[…] lo que diga […]”.
Esto ni siquiera se trata de la oración. Esto es solamente hablar y decir.
¡Sólo habrá que decir ciertas cosas! “Lo que diga le será hecho.”
6. Sanidad mediante poder o un toque (Marcos
5:29–30).
El poder de Jesús puede estar en
usted si ora y ayuna. Lucas 6:19 dice:
“Y toda la gente procuraba
tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos”. La adoración es una manera
de estirar la mano y tocar el corazón de Dios. Los verdaderos adoradores saben
cómo entrar en la presencia de Dios. A medida que usted se acerque en adoración
pura, será como las multitudes de la época de Jesús: “Y le rogaban que les
dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron
sanos” (Mateo 14:36). “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23). ¿Es esta su hora?
7. Sanidad mediante la presencia de Dios (Lucas
5:17).
“Y el poder del Señor estaba con
él para sanar.” La alabanza y la adoración tienen el propósito de invitar la
presencia de Dios de manera que la gente sea sanada. No es calistenia para el
mensaje.
8. Sanidad a través de la oración (Mateo 21:22).
La palabra “todo” incluye la
sanidad. Santiago 5:16 dice que debemos confesar nuestras faltas y orar unos
por otros para que seamos sanados. Algunas veces la sanidad no viene hasta que
uno confiesa sus faltas y deja que alguien ore por él. Algunas veces la clave
es la humildad.
9. Sanidad por medio de dones de sanidades (1
Corintios 12:9, 28).
Cuando Jesús dejó la tierra, dijo
que haríamos mayores obras que las que Él hizo. También dijo que enviaría un
ayudador para instruirnos y guiarnos en esas obras mayores. El Espíritu Santo
vino entre los hombres para hacer su morada dentro de nosotros, dándonos la
capacidad sobrenatural de llevar a cabo las obras de Cristo. Él lo logra
gracias a que nos enviste de varios dones que trabajan juntos para traer a su
pueblo a una relación con Dios. Uno de estos dones es el don de sanidad.
Pero a cada uno le es dada la
manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a
otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento
de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de
lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como él quiere […] Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que
hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los
que tienen don de lenguas. —1 Corintios 12:7–11, 28
10. Sanidad gracias al ayuno (Isaías 58:8).
Cuando usted ayuna según la
manera en que Dios lo guíe, Él dice que “entonces nacerá tu luz como el alba, y
tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria
del Señor será tu retaguardia”. Según este versículo, usted será sanado cuando
ayune, pero todavía mejor, el ayuno puede servir como medicina preventiva.
Dice: “La gloria del Señor será tu retaguardia”. En otras palabras, la
enfermedad no le puede llegar por sorpresa. Dios le cuida las espaldas.
Mientras todos los
demás están contagiándose de
influenza A H1N1, usted está saludable. Aunque no hay cura para el resfriado
común, usted navega a través de la temporada de frío sin un solo síntoma,
estornudo o tos. Luego están esos momentos en lo que nada más funcionará
excepto el sacrificio de no comer, un tiempo de rendir su carne al Espíritu de
Dios que trae vida. Jesús habló de esto en Mateo 17:21: “Pero este género no sale
sino con oración y ayuno”.
11. Sanidad por medio de la Palabra (Salmos
107:20).
La Biblia dice que Dios “envió su
palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (Salmos 107:20). También sabemos
que la Palabra de Dios no vuelve a Él vacía. Sino que hace todo aquello por lo
que fue enviada (Isaías 55:11). Si Él le habla sanidad, entonces usted es
sanado. Jesús dijo que no solamente de pan viviría el hombre sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios. Por eso es que es tan importante para su
sanidad aprender y meditar la Palabra de Dios. Declare que según la Palabra de Dios
usted “no morirá, sino que vivirá, y contará las obras del Señor” (Salmos
118:17). Lea la Palabra. Confiese la Palabra. Obtenga versículos que hablen de
sanidad. Confíe en Dios porque su Palabra hará en usted todo lo que Él quiere.
12. Sanidad a través de paños o ropa (Hechos
19:12).
La unción de sanidad es
transferible. Puede ser por la ropa. Es tangible. Hemos orado sobre paños de oración
en mi iglesia, y la gente ha sido sanada. Hace años mientras estaba predicando
en Etiopía, me quité la camisa después de ministrar y la corté en pequeños
pedazos de tela. Los repartimos entre las personas reunidas, y escuchamos
muchos testimonios de sanidad. Una persona quemó la tela en casa de su madre
enferma y el humo del paño la sanó. Ya tenía en cama muchos años y se levantó
de la cama sanada. En otros países no tienen doctores y hospitales como nosotros
en los Estados Unidos. Ellos tienen que creer en Dios. Están desesperados por
la sanidad. No tienen todas las medicinas de prescripción, seguros de salud,
Medicaid y Medicare. Así que vienen a las reuniones creyendo que si no obtienen
su sanidad allí, no van a salir del problema. Tienen una alta expectación y una
alta fe. Dios honra la fe. Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron
noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que
lo tocaron, quedaron sanos. —Mateo 14:35–36. Y hacía Dios milagros
extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aún se llevaban a los
enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de
ellos, y los espíritus malos salían.
—Hechos 19:11–12
DECLARACIONES
DE SANIDAD
Por las llagas de Jesús he sido sanado.
Tomó mi enfermedad;
llevó mi dolor. Creo que es la voluntad
de Dios que yo sea sano.
En el nombre de Jesús, rompo toda
maldición de enfermedad, de dolencia y de muerte prematura de mi cuerpo.
En el nombre de Jesús, rompo toda
maldición de brujería y
destrucción sobre mi cuerpo de ambos
lados de mi familia.
En el nombre de Jesús, le hablo a
toda enfermedad en mi cuerpo y le ordeno que se vaya.
En el nombre de Jesús, le hablo a
la diabetes, la hipertensión, el cáncer, el ataque cardiaco, la embolia y la
esclerosis múltiple. Sean removidas y echadas al mar.
Le hablo a los problemas de corazón,
riñón, espalda, pulmón e
hígado. Sean removidos y echados
al mar.
Le hablo a los problemas sanguíneos,
esqueléticos y óseos.
Sean removidos y echados al mar.
Le hablo al lupus y a cualquier otra
enfermedad. Les ordeno que se vayan de mi cuerpo.
A cada enfermedad y dolencia oculta
les ordeno que se vayan de mi cuerpo en el nombre de Jesús.
Artritis, dolor y reumatismo, deben
irse en el nombre de Jesús.
Le ordeno a todo dolor que se vaya
de mi cuerpo en el nombre
de Jesús.
Vengo en contra de cualquier problema
de la piel en el nombre
de Jesús.
Le digo a las infecciones que se vayan
de mi cuerpo en el nombre de Jesús.
Le hablo a los problemas respiratorios,
asma, fiebre del heno, sinusitis, congestión del pecho y neumonía que se vayan
de mi cuerpo en el nombre de Jesús.
Los problemas en las coyunturas deben
irse en el nombre de Jesús.
Vengo en contra de cualquier problema y enfermedad que me
afecten como mujer: lupus, quistes de fibromas y tumores en
los órganos femeninos. ¡Ordeno que se mueran esos tumores!
Suelto el fuego de Dios para quemarlos en el nombre de Jesús.
Vengo en contra de problemas nerviosos, insomnio y reflujo
ácido. Dios no me ha dado espíritu de temor, sino de amor,
poder y dominio propio.
Los problemas de corazón y
circulatorios, los ritmos cardiacos
irregulares y la embolia deben dejar mi cuerpo. Soy templo del
Espíritu Santo. Váyanse en el nombre de Jesús.
Le hablo a los desórdenes digestivos y a las alergias a ciertos
alimentos. No tienen lugar en mi cuerpo. Deben irse en el
nombre de Jesús.
Rompo cualquiera y todas las adicciones a las píldoras
analgésicas en el nombre de Jesús.
Discos deteriorados; discos herniados; problemas de médula
espinal, espalda y cuello: sean realineados y acomodados de
vuelta en su lugar en el nombre de Jesús.
Libero milagros de sanidad en mi cuerpo
en el nombre de Jesús.
Creo en Dios por milagros de sanidad
en mi vida y en mi
familia dondequiera que vaya en el
nombre de Jesús.
Gracias, Señor, por sanarme y liberarme
de toda enfermedad y
de todo dolor en el nombre de Jesús.
Le hablo a todo problema: deben obedecer.
Declaro milagros, sanidades, señales
y prodigios. Sean soltados en mí en el nombre de Jesús.
Gracias, Señor, porque la salud y
la sanidad están viniendo ahora.
ECHAR
FUERA Y RENUNCIAR
AL ESPÍRITU
DE ENFERMEDAD
Señor, perdóname por permitir que
cualquier temor, culpa,
autorechazo, odio a mí mismo, falta
de perdón, amargura,
pecado, soberbia o rebelión haya abierto
la puerta a cualquier
enfermedad o padecimiento.
Renuncio a estas cosas en el nombre de Jesús.
Jesús llevó mis enfermedades y mis
dolencias (Mateo 8:17).
Rompo, reprendo y echo fuera a todo
espíritu de cáncer que
intente establecerse en mis pulmones,
mis huesos, mi pecho,
garganta, espalda, columna, hígado,
riñones, páncreas, piel o
estómago, en el nombre de Jesús.
Reprendo y echo fuera todo espíritu
que cause diabetes, hipertensión, presión baja, infarto, embolia, falla renal,
leucemia, enfermedades sanguíneas, problemas respiratorios,
artritis, lupus, Alzheimer o insomnio en el nombre de Jesús.
Echo fuera a todo espíritu de enfermedad
que haya entrado en
mi vida mediante la soberbia y el
orgullo, en el nombre de Jesús.
Echo fuera a todo espíritu de enfermedad
que haya entrado en
mi vida mediante un trauma o accidentes,
en el nombre de Jesús.
Echo fuera a todo espíritu de enfermedad
que haya entrado en
mi vida mediante el rechazo, en
el nombre de Jesús.
Echo fuera a todo espíritu de enfermedad que haya entrado en
mi vida mediante la brujería, en el nombre de Jesús.
Reprendo toda enfermedad que quiera venir a carcomer mi carne en
el nombre de Jesús (Salmos 27:2).
Rompo toda maldición de malestar y enfermedad, y le ordeno a
todo espíritu hereditario de enfermedad que salga (Gálatas 3:13).
Ninguna plaga o enfermedad se acercará a mi morada (Salmos
91:10). Le ordeno a todo germen o enfermedad que toque mi
cuerpo, que muera en el nombre de Jesús.
Soy redimido de la dolencia y la enfermedad (Gálatas 3:13).
Me libero de toda enfermedad (Lucas 13:12).
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