miércoles, 8 de noviembre de 2017

LOS HIJOS DE JACOB Y LA BENDICIÓN DE GAD


GAD;                Hijo de Zilpa
Bendición de Jacob:
(Gén 49:19  Gad, ejército lo acometerá;  Mas él acometerá al fin.  Gén 49:20  El pan de Aser será substancioso,
 Y él dará deleites al rey.  



Comentaros:

De nuevo un juego de palabras con el nombre de Gad. En Gen_30:11 se relaciona con la idea de “dicha” (gad: felicidad), mientras que aquí se le relaciona con gedûd (salteador, que “le asaltan”: yegûdennu, y Gad responde “picando” o “asaltando”: yagud). Establecida Gad en la parte septentrional de Transjordania, tuvo que luchar denodadamente por defenderse de los madianitas, amonitas y nómadas del desierto 40. En 1Cr_21:8-15 se dice que de esta tribu salían magníficos guerreros para el ejército de David adiestrados en toda clase de artimañas y ágiles como gacelas por las montañas. Estaban entrenados en hacer emboscadas contra sus enemigos tradicionales, hiriéndoles dolosamente “en los talones.” Sabemos que venció a los amonitas bajo Jefté 41.

Historia:
El octavo hijo de Jacob es Gad, y lo bendijo con una simple frase:
(Génesis 49:19)  A Gad salteadores lo asaltarán, mas él asaltará su retaguardia. 

Esta profecía tiene que ver con el nombre de Gad, lo cual se hace evidente en hebreo, pero pasa desapercibido en español.  En hebreo, la bendición cuenta sólo con seis palabras, de las cuales cuatro están relacionadas con el verbo “Gud”. 


El nombre “Gad” viene del verbo “Gud”, que significa “atacar, invadir”.  La palabra “Gad” también se traduce como “tropa”.  La bendición de Jacob tiene que ver con se atacado, pero también atacar de regreso.   

En la historia, los gaditas se caracterizaron por ser valientes guerreros (1 Cró. 5:18).
(1 Crónicas 12:8)  También de los de Gad se pasaron a David en la fortaleza en el desierto, hombres fuertes y valientes, entrenados para la guerra, diestros con el escudo y la lanza, cuyos rostros eran como rostros de leones, y eran tan ligeros como las gacelas sobre los montes.

Esta tribu necesitaba ser fuerte y valiente para defenderse, ya que ellos, junto con las tribus de Rubén y Manasés, se quedaron en el territorio del otro lado del Río Jordán. Específicamente, el territorio de Gad era Galaad.

Por muy fuertes y valientes que hayan sido los gaditas, la realidad es que ellos estaban en una posición vulnerable por estar del otro lado del Río, lejos de sus hermanos (Jue. 10:8).  De todas las tribus, ellos fueron los primeros en ser llevados cautivos por los asirios. Pero la más peligrosa vulnerabilidad no era la geopolítica, sino la espiritual…

(1 Crónicas 5:25-26)  Pero traicionaron al Dios de sus padres, y se prostituyeron con los dioses de los pueblos de la tierra, los cuales Dios había destruido delante de ellos.  (26)  Por lo cual el Dios de Israel movió el espíritu de Pul, rey de Asiria, o sea, el espíritu de Tilgat-pilneser, rey de Asiria, y los llevó al destierro, es decir, a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río de Gozán, hasta el día de hoy.

Ellos ya no volvieron a regresar a sus tierras desde ese día.

¿Por qué se quedaron del otro lado del Río Jordán, y no entraron a habitar en la Tierra de Canaán?  Fue porque ellos mismos pidieron quedarse allí para beneficio de sus ganados.  Pero le dieron más importancia a sus negocios que a sus hijos. Ellos dijeron a Moisés:

(Números 32:4-5)  la tierra que el SEÑOR conquistó delante de la congregación de Israel es tierra para ganado; y tus siervos tienen ganado.  (5)  Y dijeron: Si hemos hallado gracia ante tus ojos, que se dé esta tierra a tus siervos como posesión; no nos hagas pasar el Jordán.

En su bendición, Moisés hace referencia a esta petición de quedarse en el territorio fuera de la tierra de Canaán.
(Deu. 33:20-21)  Y de Gad, dijo: Bendito el que ensancha a Gad; se echa como león, y desgarra el brazo y también la coronilla.  (21)  Entonces reservó para sí la primera parte, pues allí la porción de gobernante le estaba reservada. Y él vino con los jefes del pueblo; ejecutó la justicia del SEÑOR, y sus ordenanzas con Israel.

La tribu de Gad, junto con la de Rubén, solicitó “ensanchar” el territorio de Israel, y les fue concedido.  Como dice el texto: “reservaron para sí la primera parte”.

El líder más sobresaliente de esta tribu fue Jair, quien fue juez en Israel por 22 años.
(Jueces 10:3-4)  Y tras él se levantó Jair galaadita, y juzgó a Israel veintidós años.  (4)  Este tuvo treinta hijos que cabalgaban en treinta asnos, y tenían treinta ciudades en la tierra de Galaad que se llaman Havot-jair hasta hoy.

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