LA ALABANZA QUE DIOS
ANHELA (parte VIII)
LA OFRENDA DEL SACRIFICIO DE ALABANZA
A) INTRODUCCIÓN.
"Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de
alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan Su nombre" (He 13:15).
Hay una diferencia clara entre alabar a Dios y ofrecerle sacrificio de
alabanza. Para un hijo de Dios que está en buenas relaciones con el Padre, la
alabanza es algo que usualmente fluye fácilmente. Tenemos tantas razones para
alabar a Dios que cuando pensamos en El, debería surgir un fluir espontáneo de
alabanza en nuestros corazones. Nuestra oración implica generalmente la acción
de gracias también, y servimos a Dios con alabanza por todas las bendiciones y
beneficios que ha traído sobre nuestras vidas.
El "sacrificio y alabanza" es diferente en cierta forma.
Generalmente no fluye fácil y espontáneamente. No es la alabanza que ofrecemos
porque todo nos va bien, somos felices y bendecidos. El sacrificio de alabanza
es algo que ofrecemos a Dios cuando no nos sentimos con deseos de alabarle.
Todo parece irnos mal. Nuestro mundo al parecer se está cayendo en
pedazos. En esta circunstancias, alabamos a Dios, no por nuestras
circunstancias, sino a pesar de ellas. Nuestra alabanza no asciende porque nos
sentimos muy bien y queremos dar expresión a nuestros buenos sentimientos. En
tal situación, comenzamos a alabar a Dios por fe. Le estamos alabando en
obediencia por ser quien es y no particularmente por lo que ha hecho. Esta
clase de alabanza no surge con facilidad. No es algo sencillo, más a gran
precio. No obstante, produce un deleite especial en el corazón del Padre.
Es por tal razón que El se complace tanto en el sacrificio de alabanza.
1. Esta Es una Alabanza Continua. David aprendió su secreto por sí
mismo.
El manifestó en el Salmo 34:1: "Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca".
No se trata de una
alabanza espasmódica y errática.
No es la alabanza de
cuando las cosas "van bien".
No es una alabanza
fácil y barata (que no cuesta nada).
No es una alabanza
sentimental.
No es superficial y
vacía.
Es consistente. Se
ofrece a Dios continuamente.
En los buenos tiempos
y en los malos tiempos.
Cuando todo va bien y
cuando nada parece ir correctamente.
En aquellas ocasione
en que el "Señor da".
Y en aquellas
ocasiones en que el Señor quita".
Para entonces nos
esforzamos en decir: "Sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21).
Es alabar a Dios
cuando un hijo pequeño muere y no sabemos por qué.
Es alabar al Señor
cuando hay enfermedad y el doctor dice que no hay esperanzas.
Es alabar a Dios
cuando se pierde el trabajo.
Es alabar a Dios
cuando se está a varias millas de cualquier parte, sin abrigo, y con el coche
averiado.
Es especialmente
cuando parece que el cielo es de bronce.
Dios parece estar a
millas de distancia. Las oraciones no parecen ser oídas y mucho menos
contestadas.
Cuando no se puede
pensar en nada por lo que se desee alabar a Dios, pero le alaba a pesar de
todo. Ese es el sacrificio de alabanza.
Es la alabanza que se
ofrece a Dios cuando realmente cuesta hacerlo. Los sentimientos naturales se
resisten a ello. Los amigos le desaniman. El corazón se siente cargado y sin
esperanza de ninguna clase. El diablo le dice: "¿Qué razón tienes para
alabar a Dios? No se puede esperar que nadie alabe a Dios en tales
circunstancias. Por supuesto que Dios no esperaría tal cosa de su parte. Sería
fanatismo".
No obstante, usted
sabe en lo más profundo de su ser que Dios es digno de ser alabado. Está
consciente de que aún está sentado sobre Su trono.
Todavía es el
Todopoderoso, el Dios de todo el universo.
No ha cambiado de
ninguna manera. Es el mismo ayer, hoy y por siempre.
¡Alabado sea Su
maravilloso nombre!.
2. Es una Alabanza que se Puede Escuchar. Es el fruto de nuestros labios
expresando palabras de adoración. Estos ayudan a verbalizar nuestros
pensamientos.
Por lo tanto, el
sacrificio de alabanza es algo que nosotros decimos.
Algo que expresamos
Satanás puede
escucharlo.
La gente puede oírlo.
Y más importante
todavía, Dios puede oírlo.
Fue un sacrificio de
alabanza lo que Pablo y Silas ofrecieron a Dios a medianoche, cuando estaban
encadenados en la mazmorra más segura de la cárcel.
Les habían echado en
prisión por hablar cerca de Jesús. No eran criminales, ni habían cometido
ninguna clase de crimen serio. Estaban esparciendo las buenas nuevas del Reino
de Dios, y por esa razón los pusieron en prisión.
Les dieron muchos
azotes. Sus espaldas estaban abiertas y sangrantes.
Estaban destrozados.
Sus heridas eran una lástima. Cada uno de los nervios de su cuerpo se quejaba
de horrible dolor. Les dolía cada pulgada de la espina dorsal. Sus manos y pies
estaban encadenados al cepo. No podían acomodarse para descansar, aunque lo
intentaron.
Ya era medianoche,
tiempo en que el espíritu humano está en su estado más decaído; cuando sus
espíritus estarían en la depresión y desesperación más intensas. Es probable
que nunca se hubieran sentido con menos deseos de alabar al Señor como en esa
ocasión.
Pero a medianoche
empezaron a cantar alabanzas a Dios. Abrieron sus bocas y entonaron cantos de
alabanzas a Jesús. ¡Cuánto debe haber esto agradado el corazón del Maestro!
Allí estaban dos siervos Suyos, sufriendo ignominia, dolor y desesperación por
causa de Su nombre. Languideciendo en prisión porque habían hecho lo que el
Señor les había dicho que hicieran.
¿Maldecirían a Dios?
¿Le negarían? ¿Acaso dirían: en qué estábamos pensando para que nos dejaras
caer en este lío?" ¿Le culparían diciendo:
"no estaríamos
en problemas sino fuera por Dios? ¡No! ¡Un millón de veces no! Por el
contrario, comenzaron a cantarle alabanzas:
A medianoche
En la hora más
obscura
Cuando todo parece
tenebroso y desalentador.
Repentinamente, los
cimientos de la prisión empezaron a temblar. Sus cadenas se soltaron.
Me imagino que cuando
el Señor les escuchó cantar alabanzas a la medianoche, se sintió tan emocionado
que se les unió en sus aclamaciones de "Aleluya", tal vez tan alto
que los muros de la prisión comenzaron a temblar.
Aquellos hombres
estaban ofreciendo sacrificio de alabanza. Loaban a Dios a pesar de toda
adversidad. Estaban al límite de sus circunstancias y gritaban de todas formas:
"¡Gloria a Dios!".
Hay santos de Dios
por todo el mundo que todavía ofrecen esta misma clase de sacrificio. Desde
celdas carcelarias en muchas partes de esta tierra, donde los santos de Dios
sufren por el testimonio de Jesús, le ofrecen sacrificios de alabanza.
3. Esto Sólo Puede Hacerse a Través de Jesús. "Por tanto, a través
de él ofrezcamos...". Solamente Jesús puede hacer posible esta clases de
ofrenda. Por esto Cristo es tan maravillosamente glorificado en esta situación.
El Padre conoce muy bien que nadie puede ofrecer alabanzas y acción de gracias
desde una situación tal, a menos que reciba ayuda de Consolador. Así que, Dios
ve la grandeza de Su Hijo en esta ofrenda. Es la gracia de Su Hijo la que ha
realizado el milagro. Ahí vemos a una persona que podría haber maldecido a Dios
en esa circunstancia, pero que dado el triunfo de Su gracia divina en su vida,
está magnificándole y expresándole las gracias. En otras palabras, es igual que
si la estuviera diciendo: "Amado Dios, no puedo entender por qué sucede esto,
pero de toda maneras te alabo. No puedo entender por qué tiene que pasarnos
esto a mí y a mi familia. No puedo discernir la razón o adivinar el propósito,
pero a pesar de todo, yo te alabo". Cada vez que se ofrece un sacrificio
de alabanza, ¡Jesucristo es glorificado!
4. Es Dar Gracias a Su Nombre. Dios quiere llevarnos al lugar donde
podamos sinceramente "dar gracias siempre por todas las cosas a Dios el
Padre".
Efesios 5:20. Observe que no se trata de dar gracia al Padre por todas
las cosas. Eso no es demasiado difícil. Primero, Dios nos enseña a darle
gracias en todas las cosas. Podemos hacer esto sólo cuando creemos realmente en
Su soberanía. Cuando verdaderamente "...sabemos que todas las cosas ayudan
para bien a aquellos que aman a Dios, a aquellos llamados según Su
propósito" (Ro.8:28).
B) COMO OFRECER SACRIFICIO DE ALABANZA
1. Decidirse previamente a alabar a Dios en todo momento y en toda
situación.
2. Empezar a hacerlo ya. Alábale en todo y cada uno de los días. Pase lo
que pase ese día, alabe a Dios en él, por él y a través de él. Adquiera el buen
hábito de alabar a Dios continuamente.
3. Si surgen problemas en el camino. o se encuentra en dificultades,
determínese a alabar al Señor, David dijo: "Me glorificaré en quien me
ofrezca alabanza y le mostraré la salvación de Dios" (Sal 50:23).
Determínese alabar a Dios en cualquier situación a pesar de cuán difícil
sea y Dios dispondrá una puerta de liberación para usted.
4. Empezar y Hacerlo por Fe. Pronuncie palabra de alabanza. Dé gracias a
Dios de manera audible a través de la fe, aunque usted no pueda comprender por
qué está dando gracias. Empiece a alabarle por haberle provisto una puerta de
liberación. Todavía no puede ver ese camino. No sabe cómo la liberará, pero a
pesar de todo, le da gracias y le alaba de igual manera.
Usted ya se encuentra en el camino de la victoria.
5. Una vez que haya empezado, hay que continuar alabando. Haga que sus
alabanzas asciendan más y más. Deje que el Espíritu de alabanza le posea.
Dé aclamaciones de alabanzas a Dios. Cántele. Dance delante de El.
Glorifíquele y engrandezca Su nombre. El abrirá un camino de salvación
para su vida.
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